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BURBUJA 2.0. Y LAS CANTERAS DEL ZACATÍN (PARTE II)

La Recalificación de las antiguas canteras del Zacatín, o cómo seguir destrozando Alcalá con un modelo de urbanismo que trajo la mayor crisis de los últimos 50 años.

En los 50 pueblos de la metrópolis sevillana existen 22 terrenos, llamados Áreas de Oportunidad, como reserva para la construcción de viviendas si Sevilla y su metrópolis las necesitase. Y es la Junta de Andalucía y el Consorcio Metropolitano de la Vivienda quienes deciden cuándo hay que usar esos suelos. Pero ahora el ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra y de forma unilateral, ha decidido recalificar el Área de Oportunidad del Zacatín.

Los dueños de los suelos de las canteras del Zacatín quieren que el Ayuntamiento modifique el PGOU, que quite el parque allí previsto, y recalifique esos suelos con la intención, dicen, de construir 4.500 viviendas, la mitad con alguna clase de protección oficial. Y el Ayuntamiento, en el año 2011, con el anterior alcalde, atendió sus peticiones, y ahora, el nuevo gobierno municipal y la actual corporación han votado seguir adelante con esa modificación.

Aseguran los promotores que Alcalá necesita esas viviendas para atender a su población, y lo justifican con falsas estadísticas, y opiniones sacadas del cuento de la lechera inmobiliaria. Utilizan estadísticas de población de antes de la crisis (2.000 a 2.009), saltándose las leyes que obligan a usar los datos de población de “los últimos 10 años”, además, proponen aglomerar hasta 2.500 viviendas de protección en la misma zona, cuando la ley exige que las viviendas de protección se repartan por toda la ciudad para evitar posibles guetos. Y estas modificaciones las hacen con el visto bueno de los técnicos municipales, cuyo sueldo pagamos todos, aunque dudamos en interés de quién trabajan.

Pero la realidad de Alcalá es otra. Cuando estalló la crisis inmobiliaria la población de Alcalá crecía al 3,57% anual, ahora (en 2017) ha caído al 0,31%, es decir crece doce veces menos, y claro, envejece más. Además, la crisis ha traído unas pérdidas de ingresos, en promedio, de 1.600 euros por alcalareño, y con contratos más precarios que nunca. Pocas viviendas se pueden vender en estas condiciones. En efecto, las ventas de viviendas ha caído un 370% desde 2.008; así, en el año 2015 se vendieron en Alcalá un total de 419 viviendas, 19 nuevas, y 400 de segunda mano, que son más asequibles.

Pero, ¿Cuántas viviendas necesitan los alcalareños para los próximos años?. Sería fácil contestar consultando el Plan Municipal de Viviendas y Suelos de Alcalá, mas aunque es una obligación legal, el Ayuntamiento, no lo ha hecho. Solo sabemos que en el registro de demandantes de viviendas de protección oficial, (que si existe), había 300 inscritos a finales del 2017. De manera que, en conjunto, incluso sin tener en cuenta la caída de ingresos, ni que los precios de las viviendas protegidas son muy similares a las de renta libre, la demanda real de viviendas en Alcalá hasta el año 2031 será de unas 1.600 viviendas.

Y para atender esa demanda ¿qué oferta de viviendas hay en Alcalá?. Pues hay 4.100 viviendas vacías (Censo de 2011), y solares disponibles en las zonas de Los Cercadillos, Zacatín, Montecarmelo, Campo de la Beatas, y en muchos huecos en el interior de la ciudad, suficientes para unas 10.400 viviendas, de ellas 4.000 de protección oficial. Y cómo esos terrenos ya tienen sus calles asfaltadas, su alumbrado, sus acerados, red eléctrica y de aguas, sus alcantarillados y demás infraestructuras hechas, mañana mismo si se quiere, se podría empezar a construir ahí, sin tener que recalificar nada, ni gastarse ingentes cantidades de dineros en infraestructura, ni en el mantenimientos de nuevas calles.

No hemos llegado hasta aquí por una maldición divina. La crisis no habría sido posible sin la complicidad de los Ayuntamientos, que han sido, aún lo son, la pieza imprescindible para amparar la especulación, algo que, según la Constitución y las leyes, deberían estar combatiendo. Por el contrario, los Ayuntamientos, el de Alcalá también, se han saltado cuantas leyes del suelo han existido, para favorecer el enriquecimiento desmedido de los especuladores. Tenían la obligación de ponerse al servicio del bienestar de los ciudadanos, y no de unos pocos en perjuicios de todos. Pero no lo han hecho.

Nadie se sorprenderá porque los especuladores intenten inflar otra burbuja inmobiliaria, ahora en el Zacatín, y debemos preguntarnos: ¿Los Ayuntamientos seguirán siendo sus cómplices?. Porque inflar otra burbuja inmobiliaria ya sabemos como acaba, desahuciando gentes, rescatando bancos y con los recortes de nuestros sueldos y pensiones.

E igual de grave, parece que no se ha aprendido nada cuando se sigue insistiendo en un viejo urbanismo centrado en operaciones de recalificación de suelos, inflando otra burbuja inmobiliaria, para unas viviendas que no se necesitan, y por tanto, la mayoría quedarán sin construir, como tantas y tantas zonas de Alcalá. Así que lo que vendrá mañana ya lo vemos hoy: dispersar la población, expandiendo la ciudad, llevarlas de unos barrios hacia otros, aumentando la crisis del comercio, dificultando y encareciendo el transporte público, y el coche como centro del diseño de las calles y zonas comerciales, cuando por culpa del Cambio Climático, más se necesita la cercanía y variedad. Se pretende seguir haciendo un urbanismo que segrega las personas por su dinero. En Alcalá las personas están segregadas por barrios, hay barrios para gente con más dinero, y otros para gente con menos dinero, barrios con viviendas tipo chalet, otros con bloques de pisos, esta segregación espacial por rentas no es beneficiosa para la inclusión social. Y más bochornoso aún, quitarles las zonas verdes a la gente común y regalarsela a los especuladores.

Gastarse los dineros, escasos, en inflar otra burbuja, aumentar los impuestos para atender nuevos barrios, nuevas calles, en vez de repoblar con árboles nuestras calles y plazas, acercar las personas a su entorno local más próximo, rehabilitar nuestras viviendas para soportar las crecientes olas de calor, sin consumir más electricidad, acercar la producción y el comercio a los consumidores, y las empresas a las viviendas de los trabajadores, ahorrando energía en el transporte.

Hoy más que nunca se necesita una ciudad sostenible, que nos prepare para el Cambio Climático, que ya está aquí, y eso requiere dedicar todos los esfuerzos a preparar Alcalá para esa circunstancia. Se necesita un urbanismo que permita en cualquier barrio, en todos los barrios, tener distintos tipos de viviendas, casas, pisos, chalets, escuelas, zonas verdes, así como, toda clase de comercios, pequeños talleres, oficinas, servicios, todo ello mezclado, de manera que la mayor diversidad posible enriquezca la convivencia; y el disfrute de toda esa riqueza social y económica esté lo más cerca posible de las personas. El coche debe dejar de ser el centro del diseño urbano, el nuevo centro deberían ser las personas.

Por desgracia, con operaciones especuladoras viejas y trasnochadas, Alcalá se está convirtiendo en una ciudad insostenible, incapaz de adaptarse a los cambios climáticos, y económicos, que se avecinan, y cayendo en una degradación medioambiental y urbana que la podría conducir a la decadencia social y económica. Alcalá, por ese camino insostenible, no tiene ningún futuro.

Alwadi-Ira

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