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Rutas por Alcalá: Ruta por la “Dehesa Nueva”

Estamos ante una ruta circular de unos 7 kilómetros, apta para todos los públicos. La dificultad principal consiste en conseguir un permiso de la propiedad para acceder a la finca.[1] Si logramos sortear el único pero gran obstáculo, su visita constituye un regalo para los sentidos que no olvidaremos.

La Dehesa Nueva o Dehesa de Martín Navarro se encuentra ubicada a dos kilómetros al Noreste del núcleo urbano de Alcalá de Guadaíra, limitando al Norte con la carretera de Mairena del Alcor a Sevilla (S-205), al Este con el Cordel de la Camorra, al Sur con la urbanización de Las Encinas, polígono industrial y finca de La Caridad, que la separan de la carretera de Alcalá de Guadaíra a Mairena del Alcor (A-392), al Suroeste con la Cañada del Chochar y al Oeste con el Cerro Gordo, hoy prácticamente desaparecido por las actividades extractivas de la cementera.

Para acceder en coche al punto de partida tenemos que llegar hasta la urbanización Las Encinas en la carretera de Mairena. Desde allí cogeremos por la carretera de servicio en dirección a Alcalá. Antes de llegar a una gasolinera veremos un amplio camino a nuestra derecha, la Cañada del Chochar, que irá dejando unas edificaciones y unas parcelas a la izquierda y una cochinera y la valla de la Dehesa Nueva a la derecha. A unos 500 metros de la carretera se encuentra el acceso a la finca y es donde dejaremos el vehículo.

Se trata del espacio natural de mayor interés de Alcalá de Guadaíra, ejemplo de lo que debió ser la comarca de Los Alcores en otros tiempos. Predomina en la finca la encina, especialmente en las zonas bajas donde el suelo es más fértil, dominando el acebuche en los cerros, y donde la vegetación de porte arbóreo ha desaparecido, el tomillo ha ido ocupando su lugar. Pero la riqueza vegetal no se resume en encinas, coscojas y acebuches, es posible encontrar algarrobos, algún alcornoque, higueras, lentiscos, cornicabras, jaras, retamas, matagallos, majuelos, espinos negros, hediondos, jaguarzo negro, cantuesos, palmitos o tomillos, algunos de ellos podríamos considerarlos árboles singulares por su tamaño… y un largo etc. de herbáceas.

La fauna presenta, entre otras, las siguientes especies: ratonero, milano, águila culebrera, cernícalo común y primilla, cuervo, lechuzas, mochuelos, …, zorros, liebres, conejos, meloncillo, gineta, erizo…, culebra de escalera, lagarto ocelado, etc.

Desde la entrada actual cogeremos por el sendero de la izquierda, paralelo a la valla, unos doscientos metros. Luego comenzaremos a subir por una vaguada en dirección noroeste. Salimos de las encinas para adentrarnos en los acebuches. Desde allí nos moveremos en dirección a Cerro Gordo para girar hasta llegar a la finca del Cercado, que bordearemos a cierta distancia en dirección Este, hasta conseguir localizar un antiguo abrevadero, testigo de la actividad principal desarrollada allí durante mucho tiempo, la ganadería.

Una vez que hemos llegado a las inmediaciones de un eucaliptal, que debe quedar a nuestra izquierda, subiremos en dirección Norte, no sin antes pararnos en la Encina del Cura. David Cristel, en su libro “Árboles y Arbustos singulares del T.M. de Alcalá de Guadaíra”, la cataloga como árbol singular, “…no tanto por su porte, como por el valor etnográfico asociado al relato de unos hechos que han perdurado gracias a la transmisión oral: un romance entre una señora, propietaria de unas tierras colindantes, y un sacerdote que la cortejaba al pie de esta noble encina. El relato ha perdurado gracias a la presencia de este ejemplar que, según se ha transmitido entre varias generaciones de alcalareños y alcalareñas, fue testigo de tal “aventura” amorosa.”

En las proximidades de la carretera Sevilla a Mairena del Alcor tomaremos dirección Sur, andaremos en paralelo al Cordel de la Camorra. Cuando avistemos la urbanización de Las Encinas, giraremos en dirección Oeste. En la zona se localizan antiguas canteras para la extracción de sillares que fueron utilizados en las edificaciones importantes de Sevilla a lo largo de la historia. Estas canteras han pasado a enriquecer el paisaje, sirviendo de refugio a numerosas especies animales y vegetales. En sus inmediaciones hay yacimientos arqueológicos reconocidos.

La zona no cuenta con cursos de aguas superficiales, aunque es de destacar la existencia de una galería-depósito de finales del siglo XIX perforada por la compañía inglesa de aguas “The Seville Water Works Company Ltd”, para suministrar aguas potables a Sevilla. Hasta la mencionada galería-depósito eran enviadas las aguas de la Huerta de Los Pozos de Clavinque, Mairena del Alcor. Antonio Gavira afirma que “la longitud de la misma es de más de 1.500 metros y tiene su inicio en la antigua Huerta de Camisón, a 16 metros de profundidad, finalizando en la zona de Otivar. En el interior de la galería se puede apreciar un importante catálogo de espeleotemas que van de pequeñas estalactitas, gours, coladas, calcita espática o dientes de perro, dientes de sierra, etc.”

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El caminante se encuentra frente a otra de las reivindicaciones históricas del ecologismo en Alcalá de Guadaíra, que ha venido solicitando su protección ante la amenaza de la cementera, que tiene expedientes abiertos sobre sus cuadrículas mineras para extraer el albero que necesita en su producción de cemento. También se ha denunciado recientes actuaciones en su interior, como la corta de eucaliptos, roturación… que han supuesto agresiones sin precedentes, en los último cien años, al casi único punto adehesado que queda en Los Alcores.

Francisco Gavira Albarrán 


[1] El 1de febrero de 2009, la Sociedad Ecologista Alwadi-ira organizó una ruta por la Dehesa Nueva guiada por Octavio Sánchez, que había gestionado la autorización. En la actividad estuvo acompañado de Antonio Gavira. A los pies de la Encina del Cura, Lauro Gandul leyó los versos de Antonio Machado “Encinares Castellanos”. El jueves 10 de marzo de 2011, con la correspondiente autorización de la propiedad, David Cristel, Octavio Sánchez, José Rodríguez y Antonio Gavira, accedieron a la dehesa para investigar la presencia de orquídeas. El resultado fue muy fructífero, entre otras, aparecieron “… numerosos ejemplares de Oprhys tenthredinifera Willd. – abejera, flor de la abeja-, bellísima orquídea con ramillete de grandes flores rosáceas, en algunos casos blanquecinas, y que pueden alcanzar más de medio metro de altura.” Para la catalogación de la Encina del Cura, como árbol singular, David Cristel y Antonio Gavira accedieron con la correspondiente autorización. El vallado de la finca tiene unos treinta años. Siempre ha existido un guarda. No obstante, muchos alcalareños, entre los que me encuentro, y maireneros, accedíamos para buscar espárragos sin demasiada dificultad. Eso sí, siempre con ojo avizor de que apareciese el guarda y te dijese que te fueras de allí. Fotos: Antonio Gavira y Francisco Gavira. Plano; Francisco Gavira.

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