ALCALÁ CONTRA LAS GUERRAS, NO A LA INVASIÓN DE UCRANIA, NO A LA OTAN.
La guerra nunca es un instrumento para solucionar conflictos, al contrario, los aumenta. Es un fracaso de la civilización, la expresión más bestial del ser humano, la paz es el único camino.
Ya sabemos que “en la guerra lo primero que se pierde es la verdad”. Estamos ante un escenario de periodismo de guerra donde cada bando utiliza las comunicaciones en su favor, utiliza el lenguaje que le es favorable. Por eso es bueno recordar que las guerras las hacen los gobernantes, no los países ni la gente. De esta forma se puede desligar la acción de los verdaderos instigadores de la responsabilidad de los pueblos que siempre son víctimas a un lado y otro del conflicto.
El tirano de Putin y los oligarcas rusos a los que representa, han dado rienda suelta, una vez más, al injustificable uso de la fuerza, al matonismo, para imponer sus intereses en Ucrania, obviando la legalidad internacional y sin respetar las vidas que van a destruir.
Por otra lado, el expansionismo de la OTAN y de EE.UU hasta las fronteras rusas, rodeándola, el incumplimiento de lo acuerdos con Rusia y el seguidismo europeo del belicismo estadounidense nos han empujado a ser cómplices de una guerra donde quién pierde es la sociedad civil. Esta guerra se hubiese podido evitar si Europa hubiera tenido una política de seguridad propia, autónoma, lejos de los intereses de Estados Unidos. Nación empeñada en ser la potencia mundial que ha trabajado más por fortalecerse armamentísticamente, burlar la legalidad internacional y afanarse en instigar guerras y bloqueos a naciones con recursos económicos estratégicos a lo largo del mundo, que trabajar por la paz.
Ni la UE ni la ONU han logrado de forma efectiva garantizar espacios de respeto a la diversidad, sea ésta mayoritaria o minoritaria en un territorio. Es más, en muchos casos han cerrado los ojos y dado un trato diferencial en función del país afectado. Ucrania, en este sentido, debería revisar las políticas respecto a la minoría rusa. La UE debería abandonar de una vez por todas el racismo con que trata el tema de los refugiados según el país de procedencia. Todas las vidas valen y merecen respeto y ayuda.
Desde Alcalá queremos manifestar nuestro más enérgico rechazo al imperialismo; nuestra solidaridad con las víctimas de esta agresión y con los más de un millar de rusos detenidos por movilizarse contra la invasión y abogamos porque se den pasos en favor de la distensión, la desescalada del conflicto y la vuelta a la vía diplomática y a la negociación. Y que ésta tenga en cuenta la aplicación de la Resolución 1325 de la ONU, esto es, que el diálogo no sea protagonizado exclusivamente por quienes han originado el problema (los actores armados) sino que integre las demandas de las mujeres y de la sociedad civil afectada a uno y otro lado.
La paz y la legalidad internacional son el camino y no queremos que España se inmiscuya en acciones militares que pueden acarrear mucho dolor y sufrimiento. Desgraciadamente, la invasión de Ucrania no es el único conflicto bélico que existe en la actualidad. Por ejemplo, tenemos guerras, algunas de ellas encubiertas, en Siria, Somalia, Sudán, Congo, Yemen, Palestina o el mismo Sáhara.
Nos oponemos a la guerra y a las agresiones militares, vengan de quien vengan. El Gobierno de Putin debe retirar inmediatamente sus tropas de Ucrania y tanto Rusia, Ucrania como la OTAN deben cumplir los acuerdos de Minsk. Lo que se necesita es un rechazo muy claro a la escalada y una vuelta a la diplomacia.
Ante la emergencia sanitaria, ambiental y social mundial, necesitamos procesos de desarme y desmilitarización: reducción del gasto militar mundial y su uso para la sanidad y educación, conversión de la industria armamentistica en industria de energías renovables y desmantelamiento del arsenal nuclear.
Debemos democratizar y desmilitarizar las relaciones entre los pueblos y establecer nuevas formas de cooperación pacífica para construir un mundo más seguro y justo. La mayoría de los ciudadanos defiende una postura muy clara. “No a las guerras”.
Para lograr nuestro objetivo de un mundo en paz, rechazamos las respuestas militares a las crisis regionales y mundiales; éstas son parte del problema no parte de la solución. Nos negamos a vivir bajo el terror de las armas nuclares, y rechazamos la carrera de armamentos. Tenemos que reducir los gastos militares, dirigiendo estos recursos a satisfacer las necesidades humanas. Estamos en contra de todas las estructuras militares utilizadas para intervenciones bélicas.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a la población para que se movilice contra la guerra y le animamos a participar en la concentración que hemos convocado para el sábado 26 de marzo a las 11 de la mañana en La Plazuela.
¡Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen!