Si en el entorno natural, los árboles juegan un papel fundamental, no es menor su importancia en el entorno urbano. Centrándonos en la actualidad y con la crisis climática que estamos sufriendo, podemos decir que tenemos en los árboles nuestros principales aliados para mitigar los efectos de dicha crisis. Los árboles fijan gran cantidad de dióxido de carbono (un árbol adulto y sano puede llegar a fijar 22 kg al año), liberan oxígeno, filtran gran cantidad de polvo y suciedad del aire, también disminuyen la contaminación acústica.
El arbolado, con su sombra, ayuda a reducir en varios grados la temperatura del lugar donde se localice, crea, pues, un microclima que nos ayuda a mitigar los efectos de las olas de calor que sufrimos en verano.
Si a todo esto añadimos el beneficio psicológico de contar en las ciudades con “trozos” de naturaleza en forma de jardines, parques, arbolado viario, etc.. podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que los árboles son fuente de calidad de vida para todos los que vivimos en las ciudades.
